04 mayo 2007

Saldando cuentas

Todo lo bueno tiene que acabar, y mi estancia en los EEUU no iba a ser una excepción, atrás quedan grandes recuerdos, muchos aquí reflejados, otros no, pero que quedarán por siempre en mi memoria. Aún no sé seguro que día vuelvo a España, porque dependo de una llamada de Lufthansa, pero espero poder estar allí el 11 de mayo. Haré lo mismo que en Navidades, el viernes saldré en Madrid y el sábado estaré en Pucela dispuesto a darlo todo.

Antes de mi vuelta, un último viaje, un sueño cumplido, LAS VEGAS. Creo que no hay ninguna otra ciudad que tenga tantas gans de disfrutar que la ciudad del pecado, mi gusto por la juerga, el blackjack y las mujeres hace de Las Vegas un ludar idílico para mí, un sueño hecho realidad, un reflejo de la maravillosa decadencia occidental. Tantas ganas tenía de ir que voy a ir sólo, Borja se vuelva a España el 8 y como tipo culto ha decidido visitar Chicago y Washington antes de marcharse (ya andará por allí), Enrique se va hacer un viaje alrededor de EEUU del cual no podría permitirme casi ni la primera etapa, y Victor se va a ir con su hermana a la costa oeste. Así que el día 7 me planto en las Vegas, solo pero contento, si hay que salir solo se sale, no me preocupa, no creo que tarde mucho en hacer colegas, Las Vegas está llena de gente borracha, las posibilidades son infinitas. Mi plan es dormir la primera noche en el aeropuerto para ahorrar y poderme dar el gustazo de dormir dos noches en el Casino Hotel Riviera, escenario de Ocean's Eleven (la original, la del Rat-Pack) y de Casino de Scorsese, y como dije a Iruka, inspiración del Montecito. Como tipo previsor me llevaré pensado cuanto voy a gastar en el blackjack, espero tener la suerte suficiente como para que me de para jugar un buen rato y no arruinarme en diez jugadas. No pretendo ganar dinero, eso es ser un iluso, considero el blackjack como algo por lo que pago para pasarme un rato entretenido, en un ambiente de película.

Antes de marcharme quería dejar resueltos un par de cabos sueltos, el primero era la crónica del Spring Break, la cual podeis encontrar bajo este post en dos emocionantes entregas. La segunda era dejar un testimonio gráfico de lo grande que ha sido este año:

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Mi estado natural

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Esta chica se ha especializado en tirarme la bebida

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Mario y Luigi tienen a Bowser controlado

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El puto amo

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¡¡¡¡¡¡¡Hooters!!!!!!!!

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En el centro un tipo que ha visto demasiados vídeos de Eminem

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De nuevo tal y como vine al mundo

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De izquierda a derecha: Daimiel, Calderón y Montes



Y para finalizar una despedida, espero volver a veros algún día a todos, a los españoles los veré probablemente varias veces, al resto os veré mínimo en Facebook. Adios Presidente, si algún día dominas el Congo con puño de hierro espero que te acuerdes de tus amigos. Adios Karen y Claudia, jamás olvidaré los buenos momentos que hemos pasado y los modismos colombianos que he aprendido. Adios suecos, estais jodidos de la cabeza, pero sois una de las naciones donde existen más cachondos por metro cuadrado. Adios rusos, los únicos capaces de tumbar a un español mientras vosotros aún estais empezando a coger el punto.Adios Alice, jamás olvidaré las maniobra "Heston".Adios Piojo, eres uno de los mejores tipos que he conocido y espero que conserves mucho tiempo esa camiseta que te hemos regalado la spanish mafia. Adios Borja, eres un radical y un atracador, pero entrañable. Adios Enrique, eres un tipo raro, pero te he cogido cariño, sólo por lo que pasamos en Mardi Gras jamás te olvidaré.

Nunca os olvidaré:

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Adios Victor, a ti espero volver a verte pronto. Cuando conocí a este violencellista al que le gusta por igual la múisica clásica, el hip hop, el heavy metal y los Chichos, supe que tenía potencial para ser un gran freak. Nuestras tardes de visionado de Dragon Ball, Street Fighter la película y Kickboxer, nuestras noches de Baldurs Gate II y Héroes of Might and Magic III, y nuestras conversaciones existenciales sobre si es más fuerte Goku o Thor, así lo demuestran. Con tíos como tú o Jason Williams da gusto compartir piso. Gracias. Este video es en tu honor.



Y después de este momento emotivo me voy a ducharme y vestirme para ir a ver la graduación, a ver si me hago una foto con gorrito y túnica. Y este fin de semana, teniendo en cuenta que es el último, habrá que gastar todos los cartuchos, a ver si me como un Gnol, o mejor, un Kobold.

Spring Break (2 de 2)

Tras la decepción de Everglades llegamos a Miami, que es básicamente Puerto Banús, aunque sin policías con porras eléctricas. La verdad es que Miami es un lugar bastante chulo, la zona de la playa, pese a sus precios prohibitivos (menos para Anne Agartiburu que allí andaba tomándose un chisme en una terraza), tiene un ambiente de puta madre, es posiblemente una de las pocas ciudades americanas junto con Nueva York por las que dan ganas de caminar tranquilamente y disfrutar del ambiente. Mención aparte merece Little Habana, lugar pintoresco como pocos como demuestran las fotos que tenéis bajo estas líneas. Uno que se aburre patrocina este “momento diapositivas del último viaje de tus tíos”.


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Jason Williams, ahí tienes a tu ídolo en el medio del cartel como si fuese el jugador franquicia.

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Aquí se ve la diferencia principal entre Daytona y Miami.

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Ni se te ocurra entrar y decir: ¡ponmme un clarete jefe! No te cobrarán lo mismo que en tu barrio.

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El español siempre fue el idioma preferido de los creativos.


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El glamour de Miami, el mismo que el de tu pueblo.

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Miami un lugar lleno de famosos, aquí Luis Aragonés.

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¡¡¡El Puma!!!

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El detalle importante aquí es el anuncio de Full Throtle.

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"Se les va de las manos"

En resumen, en Miami lo pasamos bastante bien, vimos 300 en el cine (tristemente primera y última vez que he ido en EEUU), fuimos a la playa, vimos Jungla de Cristal dos veces por la tele, dormimos en un parking, nos disfrazamos de Tony Montana, y en la segunda noche vivimos el segundo momento más despollante del Spring Break: ¡¡¡¡¡EL CONCURSO DE CAMISETAS MOJADAS!!!!! Si había alguna gran tradición americana que me quedase por ver tras acudir a una barra americana estaba claro que era un concurso de camisetas mojadas, así que cuando dando un paseo por la playa nos dieron un flyer donde se anunciaba el evento teníamos bastante claro donde íbamos a acabar esa noche. La discoteca donde se celebraba era bastante normalita pero nos clavaron 8 pavos por una puta heineken, lo que nos hizo darnos cuenta de que no teníamos mucho futuro en las discotecas de mayor nivel. La espera hasta el comienzo del concurso fue un coñazo de puta madre, pues la discoteca, como es lo lógico teniendo en cuenta el tipo de evento que se iba a celebrar, era el mayor campo de nabos que he visto en mi vida. Las pocas chicas que había estaban sitiadas, sin importar si eran guapas o feas, así que nos dedicamos a dar tragos ultracortos de nuestra Heineken con la esperanza de que empezase cuanto antes el acto. Victor y yo rápidamente reparamos en una chica que vagaba por la discoteca con una de las mayores pestuzas que he visto en una mujer (en un hombre no porque tanto yo como la mitad de los que leéis esto habéis estado peor), la pobre, que más que bailar tropezaba, iba de lado a lado de la discoteca hasta que acabó echándose encima de un tipo sin que éste se lo esperase. El chaval pensaba que había hecho la noche pero del mismo modo que milagrosamente una mujer le había sido entregada le fue arrebatada, rápidamente acudió una amiga al rescate de la über-tajada para alejarla de su nuevo amor. El pobre chaval quedó destrozado por la pérdida y Victor y yo también, pues había sido lo único medianamente entretenido que había ocurrido en 2 horas. No sospechábamos que lo bueno estaba por venir. Casi después de tres horas allí (a mí aún me quedaba un culín caliente de Heineken) empezó el deseado concurso. El concurso fue un auténtico despolle en parte por el ambiente, en parte por los comentarios del DJ, en parte por los elementos que lanzaban el agua y ejercían de “seguridad”, pero sobre todo por la variada fauna que subió a participar.

La primera participante era la más normal, una chavala que no estaba mal, que se movía más o menos con gracia, y que había subido para echarse unas risas, no ocurrió nada destacable pero ya se pusieron sobre la mesas dos de los elementos clave del concurso: el DJ diciendo “take it off”, y la puta música tan jodidamente pegadiza que cada vez que la oigo me dan ganas de mojarme la camiseta a mi también.


Squirrel - Celebrity bloopers here

La segunda chica fue la que desencadenó toda la vorágine de tetas en la que acabaría convirtiéndose el evento pues fue la primera que las enseñó. Además sirvió para constatar que tengo un problema para detectar la raza de la gente a primera vista, pues hasta que no he visto el vídeo en el ordenador no me había dado cuenta de que era negra. Una media hora después del final del concurso comprobamos que en realidad trabajaba para el local, y que por lo tanto enseñó las tetas para forzar al resto de participantes a hacerlo si querían tener alguna oportunidad de ganar.


squirrel 2 - The funniest movie is here. Find it

La tercera fue el comienzo del despolle, una pobre “americana tipo” que se movía con el salero de Chiquito de la Calzada. El hijo de puta del pincha no paró de meterse con ella, y no se quedó contento hasta que enseñó las tetas, bastante extrañas por cierto.


squirrel 3 - Click here for the most popular videos


La cuarta fue quien a posteriori ganaría el concurso. Una chica que seguramente se dedica a pasarse por los concursos de camisetas mojadas de todo el sur de Florida para sacarse unos dólares extras cada fin de semana. La tía sabía lo que hacía, pero estaba demasiado flipada con ponerse la pierna detrás de las orejas, por lo que intentando parecer sexy conseguía parecer cómica, yo me partí el culo viendo sus múltiples caídas. (Para ver el vídeo girad el cuello 90º)


squirrel 4 - Funny videos are here

La última y para mí la concursante definitiva no tiene video, Borja jura y perjura que la grabó, por lo que la única explicación plausible de por qué desapareció su video es que una entidad superior no podía permitir que ese espectáculo dantesco pudiese ser visto dos veces por la misma persona debido al alto riesgo de muerte por apnea prolongada. La concursante definitiva no era una sino dos: ¡¡¡la über-borracha legendaria y una amiga!!! La amiga era la que intentaba llevar la voz cantante pues se encontraba en un estado etílico menos grave, pero todas las ovaciones fueron para la tucísima quien no se quedó desnuda de casualidad, y que tenía que apoyarse sobre los tipos de seguridad cada dos segundos para no caer al suelo. Para finalizar el espectáculo todas las participantes volvieron al escenario y para no perder la oportunidad de ganar se quedaron todas en tetas y se frotaron entre ellas, el acabose vamos.

La crónica de Spring Break podría haber acabado aquí, pero un último momento mágico ocurrió cuando nadie lo esperaba. Viendo nuestro lamentable estado económico y lo cara que era la noche en Miami decidimos adelantar parte del camino de vuelta a Milledgeville un día antes de lo previsto, parando a dormir en West Palm Beach. Decidimos salir por hacer algo pero las expectativas eran mínimas. Tras casi una hora andando desde donde dejamos el coche estratégicamente para ir luego a dormir, llegamos a la zona (la calle en realidad) de bares. Nos tomamos unas birras en un bar típico americano donde nos dieron el palo como siempre y decidimos pasarnos por una discoteca para ver el ambiente. Increíblemente la entrada era gratis, y las copas dos dólares, así que nos pusimos a beber como cosacos. Tras un par de copas miramos a la pista y nos percatamos de que en la pista sólo había tías, pero en vez de aprovechar ese momento idílico nos quedamos apalancados en la barra movidos por la vergüenza de ser los únicos tíos en la pista, y por la atracción alcohólica de las copas a dos dólares. Evidentemente al poco la mitad de las tías desapareció, y cuando reunimos la valentía suficiente para bajar a la pista lo hicimos a las mismas copas ingeridas que el resto de tíos del bar, lo que convirtió la pista en unos baños turcos llenos de maromos, lamentable. Viendo que la discoteca se iba vaciando decidimos que lo mejor era centrarse en las copas de dos pavos y en el partido de la NBA de la tele, hasta que de repente una chica se subió a la plataforma y con toda la naturalidad del mundo se quedó en tetas bailó un rato, se frotó con unos tíos que andaban por allí y bajó, todavía en tetas. Tuvo que ir un portero a pedirla que por favor se vistiera porque si no se habría quedado con las bufas al aire lo que quedaba de noche. Surrealista, jamás entenderé la cultura americana. Al rato quedábamos tres allí, así que decidimos irnos al coche, y la mañana siguiente a casa, eso sí, flipados por haber encontrado la única discoteca de EEUU donde a las 12:00 la pista está petada de tías, a las 12:30 de tíos, y a la 1 no queda ni perry.

PD: Todos los videos serán borrados cuando vuelva a España para asegurarme de que los habéis visto vosotros pero no se hayan extendido lo suficiente como para que los vean las afectadas o sus conocidos. Ésa también es la razón por los que los he tagueado en Metacafe con nombres ridículos y he dicho que están en idiomas minoritarios. No hay que joder la vida a quien te la ha alegrado.

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03 mayo 2007

Spring Break (1 de 2)

Al contrario que otros viajes aquí narrados, el Spring Break era algo que veníamos planeando con mucha antelación y cuidado, lo que pudo repercutir en que al final no fuese TAN grandioso como se esperaba, pero aún así lo pasamos muy bien. Como el viaje duró una semana intentaré que la crónica no sea tan exhaustiva como otras veces pero aún así he tenido que partirlo en dos partes. La primera será sobre Daytona (principalmente), Orlando y Everglades, y la segunda sobre Miami (principalemente) y West Palm Beach.

El viaje en general ofreció tres impresiones, ir a Florida es como estar en España, a los americanos las cosas “se les van de las manos” (fue el comentario más repetido a lo largo del viaje), y la técnica de “polillas a la luz” no es tan efectiva como parecía en un principio. Estas tres afirmaciones, a priori sin sentido (lo adquirirán en breve), marcaron el viaje. Otro de los aspectos clave fue que para ahorrar dinero sólo dormimos en hotel 3 noches, por lo que el resto dormimos en el coche alquilado y utilizamos tácticas de mendicidad para sobrevivir.

Nuestro primer destino fue Daytona Beach, famosa ciudad para todos aquellos que busquen una juerga estudiantil al estilo americano, que en realidad no es más que una reproducción de la zona guiri de Salou, aunque sin entrañables relaciones públicas de discoteca argentinos que te pregunten ¿Querés tetás? En Daytona hay dos claras franjas de ocio, cada una localizada en un lugar y momento del día diferente. Por la mañana todo el mundo está en la playa, en la que increíblemente se puede meter coches, así que allí están todos los americanos jodiendo los bajos de sus BMW, Mercedes, o coche tuneado estándar, con la arena y el agua de la playa. Además el hecho de que la ciudad cuente con uno de los circuitos de NASCAR más emblemáticos de EEUU hace que las concentraciones tunning, ya sean oficiales, o casuales en cualquiera de sus calles, sean bastante comunes y uno de los mejores escenarios para que salga a la luz el bello comentario “se les va de las manos”.

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“Se les va de las manos”

“Se les va de las manos”

Por la noche la acción se traslada de la playa a la zona de bares y discotecas, donde miles de americanos borrachos hasta los bordes intentan aparearse con mucha voluntad aunque sin demasiado éxito (aunque a poco seguro que mayor que el nuestro).

El primer día que estuvimos allí vivimos la que probablemente sea la anécdota del viaje, y una de las experiencias más bizarras que he vivido (y eso que son muchas). El caso es que estábamos en el hotel, nos habíamos bebido un par de cervezas para entonarnos mientras veíamos Conan en la tele por cable y habíamos llamado a un taxi para que nos llevase a la zona de fiesta. Bajamos a la calle a esperar el taxi y tras esperar unos minutos éste apareció. Montamos y amablemente saludamos al taxista, un chaval latino raperete con gorra de visera plana a lo Daddy Yanki. Lo primero que nos dijo fue: ¿os importaría que fuese un momento al baño? Nosotros como somos muy amables y educados le dijimos que por supuesto que podía ir. Yo supuse que ya habría venido más veces a ese hotel y sabría que había un baño en la recepción, pero cuando empezó a andar con el coche me quedé sorprendido. Según íbamos hacia la parte de atrás del hotel en el coche, pasamos por delante de una pickup (no tengo ni idea de cómo llamarlo en español, ¿camioneta?) donde un grupo de gente estaba haciendo botellón. El taxista cuando les vio nos preguntó preocupado ¿son policías? Víctor ya estaba empezando a ser incapaz de aguantar la risa, y Borja, estoicamente, le dijo que no, que eran un grupo de gente tomándose unas cervezas. El taxista siguió conduciendo junto a una caseta de obra que había en el lateral del hotel y se bajó del taxi. Yo pensé que la caseta en cuestión sería un baño, hasta que le vi meando detrás de un seto. En ese momento los tres reventamos de la risa, no podía ser cierto que el taxista nos dijese que si podía ir al baño y se hubiese puesto a mear detrás de un seto tan acojonado de que le pillase la policía que hasta desconfiaba de un grupo de gente haciendo botellón. Una vez que volvió al taxi y salimos del recinto del hotel puso el taxímetro, por si alguien pensaba que nos estaba cobrando la meada. Ya en la carretera y al descubrir que éramos españoles no dijo que se llamaba Joey y que hablaba spanglish. Estuvimos charlando un rato con él y la verdad es que era un cachondo pero el pobre no hablaba bien en ninguno de los dos idiomas, así que entenderle era bastante jodido. El gran Joey se ha convertido en uno de los personajes más carismáticos y desojantes que me he encontrado en un taxi, todo un personaje. Toda la conversación que mantuvimos merecería haber sido grabada y reproducida aquí, pero esto se haría insoportablemente largo.

Ya fuera del taxi optamos por entrar en la primera discoteca que vimos, cuyo nombre no recuerdo, pero que me recordaba muchísimo por su disposición a la planta de abajo de “La Rosaleda” en Valladolid, aunque el doble de grande. Allí pues más de lo de siempre, mujeres frotándose, negros que se creen salidos del último video de 50 cents, rednecks que no se quitan la gorra ni debajo del agua, y mucho alcohol. Nos tomamos tantas heineken (la cerveza más fácil de pedir en inglés) que acabamos haciéndonos colegas de la camarera, una chica italiana que ya nos las ponía cuando veía que se nos estaba acabando la anterior. Borja se encontró con Joey en el baño fumándose un puro, lo cual me hizo no poder resistirme y fumarme uno también, lo que hizo que yo también me empapase de la estética videoclip que inundaba el lugar. Uno de los momentos claves de la noche se produjo cuando un grupo de cuatro chicas empezaron a frotarse salvajemente, lo cual produjo un torrente de aspirantes a frotarse con ellas que se tornó cómico en muchos momentos. Nosotros decidimos seguir el sabio consejo de Víctor de utilizar la táctica “polillas a la luz” que se basa en un teorema básico, si eres el único de la discoteca que no intenta frotarse con ellas, ellas vendrán a ti. Sorprendentemente funcionó, y durante escasos minutos fuimos la envidia de la caterva de hombres sudorosos que observaban cómo las 4 se frotaban contra los tipos que estaban a lo suyo bebiendo birras en la barra. Una vez que comprobaron que nuestra aparente dureza no era más que superficial y que disfrutábamos tanto o más que los demás del frote, nos abandonaron, aunque luego estuve un ratillo hablando con una de ellas, pero la cosa no fue a más. La noche dio para poco más (es lo malo de que la fiesta empiece a las 12 y acabe a las 2:30), así que acabaré la crónica del día con un consejo por si alguna vez vais a EEUU y queréis haceros amigos de los más durezas del lugar. Si un tipo con gorra de visera plana, y un montón de collares se os queda mirando debéis mirar a la primera tía decente que haya en su línea de visión, y mientras sonreís y miráis hacia abajo resoplad y moved la mano como diciendo “madre mía”. Al momento será tu colega, aunque existe el riesgo de que haya visto demasiados videoclips y sienta la imperante necesidad de azotar el trasero de la señorita en cuestión, lo cual te puede meter en jaleos porque la gente pensará que erais amigos.

El día siguiente estuvo marcado por el hecho de que ya no teníamos hotel, por lo que dejamos el coche en el parking del hotel (aunque ya no éramos huéspedes) y nos fuimos en bus a la playa. Cuando volvimos al hotel fuimos como quien no quiere la cosa a la piscina por un lateral del hotel nos dimos un baño de 30 segundos y cual husmias nos duchamos en las duchas de la piscina, el cual era el objetivo principal de todo el paripé. Una vez duchados nos fuimos al coche y condujimos hasta un centro comercial cercano, donde establecimos el centro de operaciones, nos cambiamos, y fuimos a los baños a ponernos las lentillas, perfumarnos, etc. Cuando estuvimos listos cogimos el bus que salía del centro comercial y bajamos a la zona de bares. Una vez allí Borja se dio cuenta de que había olvidado cualquier tipo de documento de identidad, por lo que tenía que volverse al coche a buscarlo. Para ahorrar, y porque ya no había más buses, se fue andando y al parecer tardó más de una hora y media, por lo que pasó de volver a bajar al centro. Eso nos dejó a Víctor y mí solos ante el peligro. Nos fuimos a un bareto a tomarnos unas jarras de cerveza las cuales nos salieron por la cara ya que Víctor se encontró 30 pavos en el suelo. Cuando ya andábamos tocadillos nos fuimos a una discoteca diferente de la del día anterior por cambiar un poco, pero era más de lo mismo. La noche fue como cualquier noche normal y no tuvo nada destacable, nos sablearon con las copas que parecían chupitos, me fumé otro puro, la táctica de “polillas a la luz” no funcionó por segunda vez, y comprobamos que ser extranjero te hace adorable cuando Víctor intentó colarse en la discoteca y al ser descubierto lo arregló todo con un simple “I don’t know how it works” (no sé como va esto), lo cual fue contestado con choques de manos múltiples entre Víctor y los porteros al estilo raperete que tanto mola.

Orlando me lo voy a ventilar en un párrafo porque tampoco es que tuviese mucha historia. El objetivo era ir a un parque temático de la Universal e ir al Club Paris de Orlando por la noche, pero tristemente el destino volvió a negarnos la posibilidad de acudir a tan magno club puesto que los lunes es la noche light, a la que no pueden entrar los mayores de 21 años. El parque temático pues lo de siempre, mucha agua, unas risas, y eso sí, la atracción de Spiderman es acojonante. Si alguna vez vais allí no dejéis de montaros.

El siguiente paso en el viaje eran los Everglades, parque natural que seguramente esté muy bien si te va ese rollo, pero que a Víctor y a mí nos pareció un coñazo. Andamos como subnormales, nos atacó una bandada de cuervos camorristas, y vimos un par de cocodrilos. Lo mejor fue comprobar la inmunidad diplomática de la que se goza si conduces a toda hostia por un parque natural si eres extranjero, fue ver el carné de conducir de Borja, flipar con ese extraño tríptico rosa, y decirnos “bueno chavales, por esta vez no pasa nada, pero conducir con cuidado”.

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¡¡Borja valiente!!

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El que empezó la movida

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Lo mejor de la zona de Everglades eran las señales de “Cuidado cocodrilos cruzando”

Mañana la segunda parte, en serio, lo prometo.

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