Nota: Los dos primeros párrafos llevan escritos desde hace un mes. Como seguir escribiendo detalladamente llevaba de camino de tomarme otro mes (debido a mi vagancia), he decidido terminarlo en plan resumen rápido. No os quejeis, es mejor que nada. Ya os lo contaré con gestos, ooooohs, y exageraciones cuando os vea.
Estas últimas dos semanas me han llevado a descubrir definitivamente mi vocación, coctelero profesional. Por fin entiendo a Gunilla Von Bismarck y a Luis Ortiz, no hay nada como comer y beber gratis, es algo que te hace sentir realizado.
El martes 3 de junio, Andalucía organizó un evento para celebrar la nueva línea aerea que une Málaga con la Gran Manzana. Lo mejor era el lugar donde se celebraba, en el New York Palace, lo peor casi todo lo demás, poca comida, poco vino, y una presentación execivamente larga y aburrida por parte de la delegación andaluza. Pero bueno, para un novato como yo no estuvo mal, conocí al embajador de España, y estuve hablando con gente con la que suelo tratar en el trabajo por teléfono o email, por lo que tenía ganas de conocer personalmente. Volvimos a ver a Mikel Urmeneta (el de Kukutxumusu), que no se pierde una, y conocimos a su amigo Michael, un chino-americano de 41 tacos que aún no tiene un trabajo estable y se dedica a ir a todos los saraos que puede. Michael fue el que nos dijo la frase que marcará un antes y un después en mi estancia en Nueva York, al igual que a Spiderman su tío le dijo que "todo gran poder conlleva gran responsabilidad", a mi Michael me dijo: "en New York hay saraos todos los días de la semana, sólo tienes que encontrarlos y colarte".
El miercoles 4 teníamos una cata de vinos murcianos, en la cual comimos tapas como campeones y caté ingentes cantidades de vino sin escupir, no como esos mariquitas de los sumiller. Por casualidades de la vida Xabi conocía al organizador del evento pues era amigo de su padre, así que nos coló en la cocina y nos pusimos las botas.
El jueves 5 fue sin lugar a dudas el día estrella. Xabi y yo andábamos buscando algo que hacer y encontramos en internet un bar-discoteca donde había dos por uno en copas y buffet libre, así que decidimos acercarnos a ver que tal estaba. Una vez dentro dimos una vuelta por el local para ver los diferentes pisos y hacernos una idea de como era el garito, hasta que al llegar a las escaleras del último piso nos dijeron que no podíamos subir pues había una fiesta privada. Resignados nos dimos la vuelta justo a tiempo de ver a una pareja de mediana edad coger un ascensor que llevaba a la fiesta de arriba. Xabi rápidamente me dijo que fuera detrás de ellos y eso hicimos. Una vez arriba nos encontramos con lo que más temíamos, una mesa con unas amables señoritas que comprobaban si el nombre de los asistentes estaba en la lista de invitados. Yo no sabía que hacer, Xabi se puso a leer unos folletos para disimular, pero yo ya veía al segurata mirarnos con cara rara por no dirigirnos directamente a la mesa. Milagrosamente una imagen apareció ante mi, la fiesta estaba organizada por Francia, era un sarao como los nuestros pero de los franceses. así que era probable que fuera tan fácil colarse como en los que nosotros organizamos. Andé con decisión hacia la mesa y dije: "Luis García, from the Tourist Office of Spain". Las chicas empezaron a buscar mi nombre con una sonrisa, pero conforme avanzaban en la lista fueron poniéndose serias. Tras bucar un buen rato, pedirme que les deletrease el nombre, y probar todas las combinaciones posibles, aceptaron la dura realidad, mi nombre no estaba en aquella lista. Durante unos segundos tuve la impresión de que mágicamente iba a aparecer allí, pero evidentemente eso no ocurrió. Sorprendentemente me dijeron, "bueno no se preocupe, escriba su nombre en la lista y pase". Así que eso hice y allí me colé. Había prometido resumir en la nota preliminar y ya se me está yendo de las manos, así que resumiré mucho lo que ocurrió después: Foie, queso, crepes, champagne, vino, copazos. Ya está. Bueno, también estuvimos charlando con una francesa que quería colaborar con España para una campaña conjunta o no sé que bobadas, y Xabi y yo allí asintiendo como si fuéramos los que dirigen el cotarro. Espero que no llamase a la oficina, por ahora nadie nos ha dicho nada. También conocimos a Marujita, la reina del sarao. Una señora, mezcla de Marujita Díaz y Carmen de Mairena, de unos 127632 años que desde entonces hemos visto allá donde vamos.
La semana siguiente empezó el martes 10, ya que nos apuntamos a una fiesta creyendo que iba a ser una desfile de cachondas en trajes de baño y acabó siendo la cosa más bizarra que he visto en mi vida. Aunque he de reconocer que también de las más despollantes. Imaginad la escena: una galería de arte, llena de cuadros mezcla de gore y sexo, tres tíos españoles blancos como Iniesta, todo el resto de la gente negros, una negra con media teta fuera, un negro gay vendiendo libros con fotos de el mismo difrazado de Papa Noel en tanga bajo el nombre de Mega-Santa, y para terminar, un tipo que parecía El Padrino de Harlem sentado en una silla en el centro del local como si el resto de la movida no fuese con él. Ha sido uno de los momentos más tensos y a la vez geniales de mi vida. Vivir momentos como ese hacen del mundo un lugar maravilloso.
El miercoles 11 nos habíamos apuntado a un sarao que organizaban los turcos para inaugurar un festival de cine turco en Nueva York o algo así. La putada fue que el sarao duró solo media hora y a continuación nos pidieron que entraramos a una sala donde iban a proyectar una película. En teoría tras la proyección seguía el sarao, pero Jose Antonio (el amigo con el que fui) acabó tan hasta los cojones de la película que me hizo salir huyendo en cuanto se acabó. La película sorprendentemente empieza con 15 minutos buenos, pero después es despropósito tras despropósito, y encima aburrida. Si al menos hubiera podido descojonarme pues habría pasado mejor el trago, pero estábamos sentados bastante cerca de los organizadores que sabían perféctamente que eramos de la oficina de España, así que me esforcé por mantener las formas.
El jueves 12 fue la Spanish Mile que es un evento organizado por la Cámara de Comercio que consiste en recorrer las tiendas de marcas españolas en Nueva York comiendo jamón y bebiendo vino. Además en algunas (Camper y Tous) te regalaban chorradillas. Tras recorrer todas las tiendas la fiesta continuaba en una galería de arte donde había ropa de diseñadores españoles, más tapas, y barra libre. El sitio estaba bastante bien, y casi todos los españoles de Nueva York andaban por allí, así que fue divertido. Conocí a bastante gente, me reencontré con otros como mi mentor Michael (le conocí en la primera fiesta de esta crónica y le volví a ver en la última, se cierra el círculo) e incluso ligué con unas americanas super chungas que para acercarsenos a Xabi y a mi utilizaron la peor frase estilo estudias o trabajas que he oido en años: ¨Hola, ¿sois españoles o diseñadores?¨. Xabi y yo amablemente las dimos un poco de conversación, pero en cuanto pudimos nos largamos. Esta fiesta estuvo bastante decente y además acabamos considerablemente tajados, de hecho dormí en el suelo del salón del piso de la novia colombiana de Xabi.
Tras un mes y medio he conseguido terminar de escribir esto. Para intentar que no me vuelva a ocurrir algo similar he decidido que intentaré hacer crónicas más cortas y más cercanas en el tiempo. Como tampoco ha ocurrido nada espectacular desde entonces (sin contar la celebración de la Eurocopa en una fiesta en casa de unos ancianos) voy a obviar cualquier cosa que ocurriese en el último mes y empezaré de cero a partir del próximo fin de semana. A ver cuanto me duran los nuevos propósitos.
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