Mardi Gras (2 de 2)
Aviso: Este post es la segunda parte del viaje, cuyos preparativos pueden encontrarse aquí. Es muy largo pero, no queríais caldo, tomad siete tazas. Los videos y fotos han sido realizados por Tony Scott, así que abrazan sus más altos cánones de calidad y psicotropia.
En el viaje hasta Nueva Orleáns no ocurrió nada reseñable, principalmente por el grupo de gente que iba, que no eran precisamente la clase de elegidos que se encontrarían, por poner un ejemplo, al Cordobés en una estación de servicio de mala muerte. Además, salimos a las seis de la mañana del viernes, por lo que (evidentemente) fui de empalmada, así que me pasé la mayor parte del viaje durmiendo, raro en mí. En vano fue mi estúpido intento de llevarme un libro para intentar estudiar mi examen del lunes siguiente, pues cada dos páginas daba una cabezada de hora y media. Fueron ocho horas, así que haced los cálculos.
Una vez en Nueva Orleáns y establecidos en el hotel, que para su precio estaba bastante bien, y tras informarnos de los desfiles del día, preguntamos al amable mexicano de recepción sobre el transporte público que podría llevarnos a la ciudad, ya que Matt no quería beber y conducir (y yo a posteriori se lo agradecería). Éste nos dio dos posibilidades, un autobús de frecuencia desconocida, o un taxi. Siempre preocupados por nuestros maltrechos bolsillos (y más que acabarían) decidimos optar por la opción autobús. Tras veinte minutos buscando la puta parada, que estaba en medio de la nada, nos sentamos a esperar. Viendo que tras diez minutos no había señal del autobús decidí acercarme a un MacDonalds cercano y pedirme una Cocacola. No sé si sabréis que en EEUU en los restaurantes de comida rápida hay “refill” o lo que es lo mismo, que una vez que pides una bebida puedes recargártela tantas veces como quieras (me imagino en España la gente yendo con garrafas al Burguer). Pues me dio tiempo a recargarme cuatro veces la Cocacola y a fumarme cuatro cigarros y el puto bus no apareció. Así que decidimos volver al hotel y pedir un taxi.
Los taxis en Nueva Orleáns tienen un curioso sistema de kilometraje, doce pavos por persona, da igual cuantos monten, es decir si vas tú sólo desde el hotel a la ciudad son doce pavos, y si vais cuatro son cuarenta y ocho. El taxista, Phill, era un hombre muy amable así que nos estuvo contando su vida en verso y enseñándonos los destrozos del Katrina, además nos dijo que el mejor sitio para ver los desfiles era en el centro, junto a la calle principal, Bourbon Street, que era dónde acababan todos. Pasarían unas horas hasta que entendiéramos lo que Phill nos estaba queriendo decir realmente, pasad de los desfiles e iros directamente a la juerga. Una vez en Bourbon Street vimos que la calle ya tenía bastante ambientillo y decidimos ir a un restaurante a cenar (horario americano 6:30 de la tarde). Nueva Orleáns es famoso por su Marisco, se supone que es la Galicia de EEUU, así que me pedí un cóctel de gambas. Para mi sorpresa, el cóctel en cuestión consistía en hojas de lechuga y gambas, sin mayonesa ni nada, así que me comí mi insípida comida mientras me cagaba en el restaurante.
Una vez cenados creímos conveniente comprarnos unos collares (“beads”), los cuales cumplen una importante función, según la leyenda, que os detallo a continuación. Estad atentos porque si no puede que se os escape el intrincado mecanismo. Si le das un collar a una mujer, ésta, por tradición, tiene que enseñarte las tetas. Claro, ¿no? Es algo bastante lógico, no sé por qué me sorprendí tanto cuando me lo dijeron por primera vez, un collar, unas tetas, el principio de intercambio equivalente. Pero son caros de cojones (teóricamente lo valen) así que sólo pude comprarme tres.
¿Cuál me granjeará más tetas?
Enrique por su parte decidió gastarse unos pavos más y comprarse un gorro de rey. Yo pasé porque no asegura más tetas, así que no merecía la inversión.
Hail to the king
Una vez equipados, y viendo que el desfile aún no había llegado al centro, decidimos adentrarnos en Bourbon Street en lo que sería un camino de no retorno.
En la calle del vicio…
Lo que nos encontramos era algo surrealista, si habéis estado en San Fermines os podéis hacer una idea. Los pucelanos os podéis hacer una idea también si habéis estado (que sé que sí) en el desfile de Peñas. Bueno, pues ahora coged los elementos característicos de estos eventos, a saber, gente muy borracha, la calle petada, avalanchas humanas, y ese tipo de cosas e insertadlo en un contexto donde todos los edificios a vuestro alrededor son bares, discotecas o locales de “striptease”.
Gracias Larry (Flynt)
El gorro de rey resultó ser como los donetes, te salen amigos de todas partes (aunque como en este caso no los desees).
Caminamos a lo largo de la calle para disfrutar el ambiente y hacernos una idea de cómo iba a ser aquello. En esta primera toma de contacto descubrimos varias cosas:
- La gente de Nueva Orleáns tiene muy buen humor y no duda en reírse de sus propias desgracias.
Estuve en Nueva Orleáns durante el huracán Katrina y lo único que conseguí fue esta mierda de camiseta, una televisión de plasma, y un Cadillac nuevo.
- Una tienda de comestibles reconvertida en bar donde encontramos a nuestros nuevos dos mejores amigos durante nuestra estancia en la ciudad.
Birras por 75 centavos, ¡os amo! ¡Friends forever!
- La marca Capitán Morgan es oriunda de Nueva Orleáns, o en su defecto, sabe muy bien donde está el negocio. Lo segundo es aplicable también a la marca de preservativos Trojan.
No sabéis lo buenas que estaban sus acompañantes.
Las azafatas de Trojan también estaban muy buenas.
- Y por último, pero lo más importante, las tetas también son un negocio. Porque si quieres partir el bacalao tienes que lanzar collares desde balcones que se alquilan por un precio, que si bien no sé, intuyo desorbitado.
Otros que se forran
Esa es la cruda realidad, la promesa de tetas sin fin, se cumple sólo en parte, no puedes ir por la calle y darle un collar a cualquiera esperando verle las tetas. No. Tienes que pagar pelas para estar en un balcón y desde allí ofrecer tu mercancía a aquellas jovencitas (y no jovencitas tristemente) que quieran mostrar sus vergüenzas. Eso no quita que, como desde tu nacimiento fuiste bendecido con el don de la vista no puedas ver las tetas de todas aquellas que las enseñen a cambio de un collar caído de las alturas, lo cual, para nuestro regocijo, es bastante a menudo. También es común que sean mujeres desde balcones las que exijan collares lanzados desde el inframundo en el que se encuentran los pobres mortales, y consecuentemente enseñen sus tetas desde lo alto, para que nadie pierda detalle. Aquí os cuelgo un par de videos de ínfima calidad donde, supuestamente, podéis ver tetas. No os quejeis que es pornografía gratis.
En estas fotos, que en realidad son bocetos realizados por un mono borracho, podéis ver también a las protagonistas de los videos
Aunque no se aprecie en el video, lo mejor fue las hostias que se llevó ante la imposibilidad de recoger todos los collares que la lanzaron. La gente apuntaba a la cabeza, ¡qué cachondos!
Estas eran un par de amigas que se desnudaban la una a la otra. ¡Genial!
A lo largo de la noche nos encontramos con varios elementos pintorescos que creo se merecen un lugar en esta crónica:
No podía dejar de imaginar a Fernando diciendo “¡Vamos a acabar en carretilla!”, “¡Otra birrrita caramarrrero!”
Éste evidentemente nos le encontramos en el hotel pero creo que éste es su apartado.
Aquí tenemos a MA Berrakus de Videoarena.
Esta la pongo para fardar, porque la verdad es que no me acuerdo para nada de estas dos chicas. Por cierto la mierda de la que bebían la llevaba la mitad de la gente allí. Preguntamos precio, pasamos del tema.
Tras un rato dando vueltas decidimos que ya era hora de entrar en algún local, sobre todo porque hacía un frío que no sé cómo las valientes podían ir enseñando las bufas. Así que elegimos uno al azar y nos dirigimos a la puerta. Aquí fue cuando terminé de darme cuenta de la maldición que me acompañaba en este viaje, estaba en uno de los lugares más despollantes del mundo, pero la compañía no era la adecuado. ¡¡Matt y su amiga no tenían 21 años!! Y por lo tanto no podíamos entrar en ningún local. ¡Aaaargh! No podía ser cierto. Así que Enrique y yo nos dedicamos a dar vueltas por la calle congelados, meándonos, y acordándonos de la familia de nuestros queridos acompañantes. Tras varias horas mareando la perdiz Matt decidió que ya nos había jodido bastante la noche, en el fondo me dio pena, y se piró al hotel con su acompañante. Enrique y yo nos quedamos una par de horas más y entramos en un par de locales, pero ya era muy tarde y en los sitios buenos cobraban un ojo, así que para el tiempo que nos quedaba estuvimos en un par de sitios de relax, y decidimos reservarnos para el sábado. Taxi de vuelta y a dormir.
El sábado fue una repetición casi exacta del viernes así que lo resumiré rápidamente hasta llegar a hechos relevantes. Me estafaron con el marisco de nuevo, volvimos a pillar un taxi, recogimos collares del suelo como mendigos, nos bebimos mil cervezas en el garito de nuestros “friends forever”, no dejaron entrar a Matt y a Kari en ningún local y vimos muchas tetas.
El sábado había bastante más gente, así que las avalanchas se volvieron bastante peligrosas, además la gente estaba más agresiva porque llevaban más tiempo bebiendo (debió de haber un desfile muy gordo al mediodía donde la gente se mamó como animales, nosotros como siempre nos enteramos los últimos). Estos hechos llevaron a que los protagonistas del sábado fueran estos caballeros.
Yo iba de romería y me cogiste de la mano, me cogiste la mano y me subiste a tu caballo...
Quienes cogieron cariño a estos otros
Por si no se aprecia están subidos encima de un coche.
Y se dieron las consecuencias lógicas (Uno que se aburre periodismo de investigación, para nada amarillista, se arriesga ofreciendo estas IMPACTANTES imágenes)
De estas hubo varias, así que la tarde se pasó bastante entretenida viendo detenciones, que son una cosa que saca bastante de la monotonía.
El cambio básico fue que Matt y Kari se habían liado la noche anterior, así que decidieron pirarse al hotel a darse amor a eso de las 10 de la noche, lo que dejaba un abanico de posibilidades ante los intrépidos españoles. Lo primero que hicimos fue entrar a un local donde había 3 por 1 de cervezas, y mamarnos como animales, tras esto vinieron las primeras señales de que diferentes modos de ver la noche se había juntado. Yo, como buen depravado que soy, no quería irme de allí sin entrar en una barra americana, verdaderamente americana, ver gentuza metiendo dólares en tangas y echarme unas risas, pero Enrique creía que eso era caer en el negocio del engaño y del sexo que realmente representa Mardi Gras, lo cual unido a la decadencia de la sociedad occidental zzzzzzzzz… Así que tuvo que utilizar un truco muy viejo, aprovecharme de las necesidades básicas del ser humano. Como ambos nos estábamos meando, y en la mayoría de locales, por ser sábado, cobraban entrada o en caso de ser de comida exigían consumir (te pedían el ticket en la puerta del baño, lo juro), le engañé mostrándole que en los locales de striptease la entrada era gratuita. Esto en realidad era una verdad a medias, porque, si bien no te cobraban entrada, una vez dentro una amable señorita se aseguraba de acomodarte en una mesa de la que no podías escapar sin quedar como un husmia. Como tengo un gran corazón, y Enrique amenazaba con marcharse, le pagué la consumición (qué dolor) y nos sentamos a disfrutar del espectáculo. La verdad es que me partí el ojete porque el local estaba lleno de tíos más salidos incluso que yo, que no paraban de meter billetes en los tangas de toda mujer que se les pusiese a tiro, y de gritar chorradas. Además constatamos nuestra pinta de pobres, al ver que todas las bailarinas que estaban buenas ofrecían sus servicios privados a viejos amontonados, mientras a nosotros nos los ofreció una mujer de amplias caderas, a la que sonrientemente invitamos a privarnos del placer de su baile.
Tras reconocer que se lo había pasado bien dentro, y acabarnos nuestras consumiciones abandonamos el local en busca de una discoteca donde echar raices. Aquí de nuevo nuestros gustos se mostraban diferente porque si bien yo optaba por pagar diez dólares por entrar en alguna de las discotecas con buena pinta, Enrique prefería pagar cinco por ir a un bareto con música en directo.
A esto le llamo yo buena "pinta". Qué mala.
Como él ya había cedido una vez, esta vez me tocó a mí, así que entramos a un bar donde una banda amenizaba el ambiente con un concierto típico de EEUU, es decir, AOR. La música nos gustaba a ambos, y el bar no estaba mal, pero claro, no era precisamente la fiesta padre. Pese a eso lo pasamos bien y nos echamos unas risas, que es lo importante. Lo mejor fue un grupo de españoles que nos encontramos que había venido desde una reunión de trabajo en Arizona (vaya paseo) y estaban flipando con la característica forma de bailar de los americanos. No tengo palabras para describir la cara que puso uno al despedirse de mí, mientras yo habituado ya a estas lides me frotaba con una amable señorita sin mostrar demasiado entusiasmo por ello.
Enrique se fijaba en el teclado yo en otras cosas.
Como colofón final en la última canción varias espontáneas se subieron al escenario y mostraron sus pechos, en lo que fue un más que apropiado epitafio para la noche.
Ya de camino al taxi nos encontramos un grupo de venezolanos (o peruanos, no me acuerdo) cantando el “Alcohol, alcohol, alcohol, hemos venido a emborracharnos, el resultado nos da igual” a los que unimos en un último toque de delirio.
Canciones sin fronteras
Al día siguiente me desperté con mucha resaca, y lo peor, con una conjuntivitis de cojones, así que me pasé todo el camino de vuelta durmiendo. La conjuntivitis en cierto modo fue bienvenida porque me libró (no creo que todavía os acordéis de que lo mencioné al principio) del examen del lunes. La mala suerte legendaria que me persigue hizo que cuando el miércoles le pregunté a la profesora cuando podía hacer el examen, ésta me emplazase a una hora y media después, por lo que tuve que meterme como pude ocho temas cual Cortocircuito. Por primera vez desde que estoy aquí y debido a que me dejó sólo en una sala, saqué el libro y copié, no sin acojonarme mucho ya que podría haberme valido la expulsión de la Universidad, y por lo tanto el final de mi beca.
(Musiquilla de Thriller) "Conjuntiviiiitis, na na na..."
Análisis crítico (lo prometido es deuda): El autor de este artículo nos demuestra que está peor de lo que todos creíamos y que en realidad no es más que un salido que debería ser internado. También se puede inferir de este texto que una compañía adecuada puede marcar la diferencia a la hora de que un viaje pase de "despollante" a "grandioso". Por lo tanto de haber podido haber elegido al equipo entre todos los amigos que ha ido haciendo durante su vida, como si de la Liga Fantástica Marca se tratase, el autor habría optado por un ataque clásico formado por Héctor, Garzón, Jortos, Juan Pedro, Gerardo, Maese y Roni. Aquellos no seleccionados no deberían sentirse discriminados, sino dichosos porque eso quiere decir que no se les considera (demasiado) peligros públicos. Como conclusión sólo añadiré que Enrique no debería haberse comprado aquella cámara de ochenta dólares.
En el viaje hasta Nueva Orleáns no ocurrió nada reseñable, principalmente por el grupo de gente que iba, que no eran precisamente la clase de elegidos que se encontrarían, por poner un ejemplo, al Cordobés en una estación de servicio de mala muerte. Además, salimos a las seis de la mañana del viernes, por lo que (evidentemente) fui de empalmada, así que me pasé la mayor parte del viaje durmiendo, raro en mí. En vano fue mi estúpido intento de llevarme un libro para intentar estudiar mi examen del lunes siguiente, pues cada dos páginas daba una cabezada de hora y media. Fueron ocho horas, así que haced los cálculos.
Una vez en Nueva Orleáns y establecidos en el hotel, que para su precio estaba bastante bien, y tras informarnos de los desfiles del día, preguntamos al amable mexicano de recepción sobre el transporte público que podría llevarnos a la ciudad, ya que Matt no quería beber y conducir (y yo a posteriori se lo agradecería). Éste nos dio dos posibilidades, un autobús de frecuencia desconocida, o un taxi. Siempre preocupados por nuestros maltrechos bolsillos (y más que acabarían) decidimos optar por la opción autobús. Tras veinte minutos buscando la puta parada, que estaba en medio de la nada, nos sentamos a esperar. Viendo que tras diez minutos no había señal del autobús decidí acercarme a un MacDonalds cercano y pedirme una Cocacola. No sé si sabréis que en EEUU en los restaurantes de comida rápida hay “refill” o lo que es lo mismo, que una vez que pides una bebida puedes recargártela tantas veces como quieras (me imagino en España la gente yendo con garrafas al Burguer). Pues me dio tiempo a recargarme cuatro veces la Cocacola y a fumarme cuatro cigarros y el puto bus no apareció. Así que decidimos volver al hotel y pedir un taxi.
Los taxis en Nueva Orleáns tienen un curioso sistema de kilometraje, doce pavos por persona, da igual cuantos monten, es decir si vas tú sólo desde el hotel a la ciudad son doce pavos, y si vais cuatro son cuarenta y ocho. El taxista, Phill, era un hombre muy amable así que nos estuvo contando su vida en verso y enseñándonos los destrozos del Katrina, además nos dijo que el mejor sitio para ver los desfiles era en el centro, junto a la calle principal, Bourbon Street, que era dónde acababan todos. Pasarían unas horas hasta que entendiéramos lo que Phill nos estaba queriendo decir realmente, pasad de los desfiles e iros directamente a la juerga. Una vez en Bourbon Street vimos que la calle ya tenía bastante ambientillo y decidimos ir a un restaurante a cenar (horario americano 6:30 de la tarde). Nueva Orleáns es famoso por su Marisco, se supone que es la Galicia de EEUU, así que me pedí un cóctel de gambas. Para mi sorpresa, el cóctel en cuestión consistía en hojas de lechuga y gambas, sin mayonesa ni nada, así que me comí mi insípida comida mientras me cagaba en el restaurante.
Una vez cenados creímos conveniente comprarnos unos collares (“beads”), los cuales cumplen una importante función, según la leyenda, que os detallo a continuación. Estad atentos porque si no puede que se os escape el intrincado mecanismo. Si le das un collar a una mujer, ésta, por tradición, tiene que enseñarte las tetas. Claro, ¿no? Es algo bastante lógico, no sé por qué me sorprendí tanto cuando me lo dijeron por primera vez, un collar, unas tetas, el principio de intercambio equivalente. Pero son caros de cojones (teóricamente lo valen) así que sólo pude comprarme tres.
¿Cuál me granjeará más tetas?
Enrique por su parte decidió gastarse unos pavos más y comprarse un gorro de rey. Yo pasé porque no asegura más tetas, así que no merecía la inversión.
Hail to the king
Una vez equipados, y viendo que el desfile aún no había llegado al centro, decidimos adentrarnos en Bourbon Street en lo que sería un camino de no retorno.
En la calle del vicio…
Lo que nos encontramos era algo surrealista, si habéis estado en San Fermines os podéis hacer una idea. Los pucelanos os podéis hacer una idea también si habéis estado (que sé que sí) en el desfile de Peñas. Bueno, pues ahora coged los elementos característicos de estos eventos, a saber, gente muy borracha, la calle petada, avalanchas humanas, y ese tipo de cosas e insertadlo en un contexto donde todos los edificios a vuestro alrededor son bares, discotecas o locales de “striptease”.
Gracias Larry (Flynt)
El gorro de rey resultó ser como los donetes, te salen amigos de todas partes (aunque como en este caso no los desees).
Caminamos a lo largo de la calle para disfrutar el ambiente y hacernos una idea de cómo iba a ser aquello. En esta primera toma de contacto descubrimos varias cosas:
- La gente de Nueva Orleáns tiene muy buen humor y no duda en reírse de sus propias desgracias.
Estuve en Nueva Orleáns durante el huracán Katrina y lo único que conseguí fue esta mierda de camiseta, una televisión de plasma, y un Cadillac nuevo.
- Una tienda de comestibles reconvertida en bar donde encontramos a nuestros nuevos dos mejores amigos durante nuestra estancia en la ciudad.
Birras por 75 centavos, ¡os amo! ¡Friends forever!
- La marca Capitán Morgan es oriunda de Nueva Orleáns, o en su defecto, sabe muy bien donde está el negocio. Lo segundo es aplicable también a la marca de preservativos Trojan.
No sabéis lo buenas que estaban sus acompañantes.
Las azafatas de Trojan también estaban muy buenas.
- Y por último, pero lo más importante, las tetas también son un negocio. Porque si quieres partir el bacalao tienes que lanzar collares desde balcones que se alquilan por un precio, que si bien no sé, intuyo desorbitado.
Otros que se forran
Esa es la cruda realidad, la promesa de tetas sin fin, se cumple sólo en parte, no puedes ir por la calle y darle un collar a cualquiera esperando verle las tetas. No. Tienes que pagar pelas para estar en un balcón y desde allí ofrecer tu mercancía a aquellas jovencitas (y no jovencitas tristemente) que quieran mostrar sus vergüenzas. Eso no quita que, como desde tu nacimiento fuiste bendecido con el don de la vista no puedas ver las tetas de todas aquellas que las enseñen a cambio de un collar caído de las alturas, lo cual, para nuestro regocijo, es bastante a menudo. También es común que sean mujeres desde balcones las que exijan collares lanzados desde el inframundo en el que se encuentran los pobres mortales, y consecuentemente enseñen sus tetas desde lo alto, para que nadie pierda detalle. Aquí os cuelgo un par de videos de ínfima calidad donde, supuestamente, podéis ver tetas. No os quejeis que es pornografía gratis.
En estas fotos, que en realidad son bocetos realizados por un mono borracho, podéis ver también a las protagonistas de los videos
Aunque no se aprecie en el video, lo mejor fue las hostias que se llevó ante la imposibilidad de recoger todos los collares que la lanzaron. La gente apuntaba a la cabeza, ¡qué cachondos!
Estas eran un par de amigas que se desnudaban la una a la otra. ¡Genial!
A lo largo de la noche nos encontramos con varios elementos pintorescos que creo se merecen un lugar en esta crónica:
No podía dejar de imaginar a Fernando diciendo “¡Vamos a acabar en carretilla!”, “¡Otra birrrita caramarrrero!”
Éste evidentemente nos le encontramos en el hotel pero creo que éste es su apartado.
Aquí tenemos a MA Berrakus de Videoarena.
Esta la pongo para fardar, porque la verdad es que no me acuerdo para nada de estas dos chicas. Por cierto la mierda de la que bebían la llevaba la mitad de la gente allí. Preguntamos precio, pasamos del tema.
Tras un rato dando vueltas decidimos que ya era hora de entrar en algún local, sobre todo porque hacía un frío que no sé cómo las valientes podían ir enseñando las bufas. Así que elegimos uno al azar y nos dirigimos a la puerta. Aquí fue cuando terminé de darme cuenta de la maldición que me acompañaba en este viaje, estaba en uno de los lugares más despollantes del mundo, pero la compañía no era la adecuado. ¡¡Matt y su amiga no tenían 21 años!! Y por lo tanto no podíamos entrar en ningún local. ¡Aaaargh! No podía ser cierto. Así que Enrique y yo nos dedicamos a dar vueltas por la calle congelados, meándonos, y acordándonos de la familia de nuestros queridos acompañantes. Tras varias horas mareando la perdiz Matt decidió que ya nos había jodido bastante la noche, en el fondo me dio pena, y se piró al hotel con su acompañante. Enrique y yo nos quedamos una par de horas más y entramos en un par de locales, pero ya era muy tarde y en los sitios buenos cobraban un ojo, así que para el tiempo que nos quedaba estuvimos en un par de sitios de relax, y decidimos reservarnos para el sábado. Taxi de vuelta y a dormir.
El sábado fue una repetición casi exacta del viernes así que lo resumiré rápidamente hasta llegar a hechos relevantes. Me estafaron con el marisco de nuevo, volvimos a pillar un taxi, recogimos collares del suelo como mendigos, nos bebimos mil cervezas en el garito de nuestros “friends forever”, no dejaron entrar a Matt y a Kari en ningún local y vimos muchas tetas.
El sábado había bastante más gente, así que las avalanchas se volvieron bastante peligrosas, además la gente estaba más agresiva porque llevaban más tiempo bebiendo (debió de haber un desfile muy gordo al mediodía donde la gente se mamó como animales, nosotros como siempre nos enteramos los últimos). Estos hechos llevaron a que los protagonistas del sábado fueran estos caballeros.
Yo iba de romería y me cogiste de la mano, me cogiste la mano y me subiste a tu caballo...
Quienes cogieron cariño a estos otros
Por si no se aprecia están subidos encima de un coche.
Y se dieron las consecuencias lógicas (Uno que se aburre periodismo de investigación, para nada amarillista, se arriesga ofreciendo estas IMPACTANTES imágenes)
De estas hubo varias, así que la tarde se pasó bastante entretenida viendo detenciones, que son una cosa que saca bastante de la monotonía.
El cambio básico fue que Matt y Kari se habían liado la noche anterior, así que decidieron pirarse al hotel a darse amor a eso de las 10 de la noche, lo que dejaba un abanico de posibilidades ante los intrépidos españoles. Lo primero que hicimos fue entrar a un local donde había 3 por 1 de cervezas, y mamarnos como animales, tras esto vinieron las primeras señales de que diferentes modos de ver la noche se había juntado. Yo, como buen depravado que soy, no quería irme de allí sin entrar en una barra americana, verdaderamente americana, ver gentuza metiendo dólares en tangas y echarme unas risas, pero Enrique creía que eso era caer en el negocio del engaño y del sexo que realmente representa Mardi Gras, lo cual unido a la decadencia de la sociedad occidental zzzzzzzzz… Así que tuvo que utilizar un truco muy viejo, aprovecharme de las necesidades básicas del ser humano. Como ambos nos estábamos meando, y en la mayoría de locales, por ser sábado, cobraban entrada o en caso de ser de comida exigían consumir (te pedían el ticket en la puerta del baño, lo juro), le engañé mostrándole que en los locales de striptease la entrada era gratuita. Esto en realidad era una verdad a medias, porque, si bien no te cobraban entrada, una vez dentro una amable señorita se aseguraba de acomodarte en una mesa de la que no podías escapar sin quedar como un husmia. Como tengo un gran corazón, y Enrique amenazaba con marcharse, le pagué la consumición (qué dolor) y nos sentamos a disfrutar del espectáculo. La verdad es que me partí el ojete porque el local estaba lleno de tíos más salidos incluso que yo, que no paraban de meter billetes en los tangas de toda mujer que se les pusiese a tiro, y de gritar chorradas. Además constatamos nuestra pinta de pobres, al ver que todas las bailarinas que estaban buenas ofrecían sus servicios privados a viejos amontonados, mientras a nosotros nos los ofreció una mujer de amplias caderas, a la que sonrientemente invitamos a privarnos del placer de su baile.
Tras reconocer que se lo había pasado bien dentro, y acabarnos nuestras consumiciones abandonamos el local en busca de una discoteca donde echar raices. Aquí de nuevo nuestros gustos se mostraban diferente porque si bien yo optaba por pagar diez dólares por entrar en alguna de las discotecas con buena pinta, Enrique prefería pagar cinco por ir a un bareto con música en directo.
A esto le llamo yo buena "pinta". Qué mala.
Como él ya había cedido una vez, esta vez me tocó a mí, así que entramos a un bar donde una banda amenizaba el ambiente con un concierto típico de EEUU, es decir, AOR. La música nos gustaba a ambos, y el bar no estaba mal, pero claro, no era precisamente la fiesta padre. Pese a eso lo pasamos bien y nos echamos unas risas, que es lo importante. Lo mejor fue un grupo de españoles que nos encontramos que había venido desde una reunión de trabajo en Arizona (vaya paseo) y estaban flipando con la característica forma de bailar de los americanos. No tengo palabras para describir la cara que puso uno al despedirse de mí, mientras yo habituado ya a estas lides me frotaba con una amable señorita sin mostrar demasiado entusiasmo por ello.
Enrique se fijaba en el teclado yo en otras cosas.
Como colofón final en la última canción varias espontáneas se subieron al escenario y mostraron sus pechos, en lo que fue un más que apropiado epitafio para la noche.
Ya de camino al taxi nos encontramos un grupo de venezolanos (o peruanos, no me acuerdo) cantando el “Alcohol, alcohol, alcohol, hemos venido a emborracharnos, el resultado nos da igual” a los que unimos en un último toque de delirio.
Canciones sin fronteras
Al día siguiente me desperté con mucha resaca, y lo peor, con una conjuntivitis de cojones, así que me pasé todo el camino de vuelta durmiendo. La conjuntivitis en cierto modo fue bienvenida porque me libró (no creo que todavía os acordéis de que lo mencioné al principio) del examen del lunes. La mala suerte legendaria que me persigue hizo que cuando el miércoles le pregunté a la profesora cuando podía hacer el examen, ésta me emplazase a una hora y media después, por lo que tuve que meterme como pude ocho temas cual Cortocircuito. Por primera vez desde que estoy aquí y debido a que me dejó sólo en una sala, saqué el libro y copié, no sin acojonarme mucho ya que podría haberme valido la expulsión de la Universidad, y por lo tanto el final de mi beca.
(Musiquilla de Thriller) "Conjuntiviiiitis, na na na..."
Análisis crítico (lo prometido es deuda): El autor de este artículo nos demuestra que está peor de lo que todos creíamos y que en realidad no es más que un salido que debería ser internado. También se puede inferir de este texto que una compañía adecuada puede marcar la diferencia a la hora de que un viaje pase de "despollante" a "grandioso". Por lo tanto de haber podido haber elegido al equipo entre todos los amigos que ha ido haciendo durante su vida, como si de la Liga Fantástica Marca se tratase, el autor habría optado por un ataque clásico formado por Héctor, Garzón, Jortos, Juan Pedro, Gerardo, Maese y Roni. Aquellos no seleccionados no deberían sentirse discriminados, sino dichosos porque eso quiere decir que no se les considera (demasiado) peligros públicos. Como conclusión sólo añadiré que Enrique no debería haberse comprado aquella cámara de ochenta dólares.
17 Comments:
ohhhh la emocion me puede, q momento!!!seguro q cuando muera y vea esos tres flashes de mi vida uno sera esta frase señalada en color rojo:"Es muy largo pero, no queríais caldo,tomad siete tazas".
Weno voy a centrarme en el Mardi Grass q si me pierdo en mis xorradas acabo llenando aviones en direccion a tu casa y al final ni lo leo.
Comentarios importantes según lo voy leyendo:
1) OHHHHH AUTOSERVICIO EN EL MC DONALDS,ESKE NO ES COÑA LO Q DICES, FIJO Q NOSOTROS SALDRIAMOS CON LOS BOLSILLOS LLENOS DE COCA COLA.ALGUNO Q YO ME SÉ SEGURO Q CELEBRARIA ALLI SU BODA PAGANDO SOLO UNA 1 BEBIDA Y UNA HAMBURGUESA DE MC MIERDA.
2) Bourbon Street!!!! JODERRR YA T HAN CALADO.SEGURO Q EN 2 DIAS YA TIENEN TU ESTATUA EN ESA CALLE.
3)jaajajaja q wena la frase:"así que me comí mi insípida comida mientras me cagaba en el restaurante".A todo esto, q clase de perturbado se pide mariscada con mahonesas y mierdas antes de un fiestazo??eres un perturbado t jugastes la diarrea del siglo.
4) X DIOSSSSS TRESS COLLARES!!! Q KERIAS VER TETA Y MEDIA DESPUES DE 16 HORAS DE VIAJE????......T VOY A DAR UN TORTAZO EN CUANTO LLEGUES A PUCELA.
5) q cabronazos!!!! lo de los balcones no lo cuentan para la leyenda del Mardi Grass,yo hubiese pagado la novatada de llevar 70 collares por la calle como un puto salido para luego tener q fabricarme una soga con ellos al descubrir q no valen de nada.
6) joderrr vaya videos!!! a ver puntado al suelo no me jodas!!!, se vería lo mismo, weno da igual, lo mejor son los gritos, son wenisimos.
7) Retrasados!! lo q bebian esas chicas era el licor del amor, dice la leyenda q si das un sorbo a esa exquisita bebida caen rendidas a tus pies.DIME Q BEBISTES!!!!DIMELO!!!.... lo imaginaba jodidos novatos.
8) OHHHHHHHH 21 AÑOS!!!! VAYA PUTADON!!! CUANTOS TENIAN TUS COLEGAS 13?????
9) ajjajajaja bien Lasa bien, t felicito , ahí ya te he reconocido, le metistes en la barra americana, me kito el sombrero.
10)Jodido enrike, musica en directo en un Mardi Grass,ese pierde mas aceite q el Prestige.
11)ATENCION!!! Acojonado por copiar!!!, un tio q va a una fiesta de alcoholicos en la que todos van armados por decreto ley y se cuela en una barra americana llena de proxenetas se acojona x copiar.ADMIRABLE!!!
12)LLEVO LLORANDO 10 MINUTOS DE LA RISA CON LA SELECCION QUE HAS HECHO,ESKE VAYA ELEGIDOS.TODO EL MUNDO SABE Q NOS HUBIESEMOS COLADO EN ALGUN BALCON O Q RONIE DESTROZARIA EL TANGA A ALGUNA BAILARINA DE LA BARRA, ASIQ EL DESCOJONE HUBIESE SIDO SUBLIME PERO TIENES Q PENSAR Q HAS IDO CON LOS ADECUADOS YA Q HUBIESEMOS DORMIDO EN LA CARCEL O SIDO DESFIGURADOS POR PROXENETAS.
Una vez hechos estos apuntes t informo de que a merecido la pena la espera de tu historia x la tremenda fiesta q nos has contao y sobre todo por tus grandiosas descripciones.Me muero de envidia PERO WENO ME HE EXADO UNAS RISAS.
Un abrazo lasa y q dios t bendiga por meterme en la seleccion,q por otra parte todo el mundo sabe, q en cuanto haya pasta acudirá al completo, con frogmen, por supuesto.
No se que es mejor si tu blog, o los comentarios de Rob, jajaja. Vaya plumon tiene tu colega!!, como te fueron a ti estas cosas siempre jajaja!!! Me salve de la seleccion, eso es que me tienes por un tipo respetable, jeje. Asi me gusta
Iruka: Estuve dudando si incluirte a posteriori porque luego me vino un flash de Celorio, que no mentaré en honor a tu buen nombre.
Rob: Joder, tus comentarios son posts, es como si tuvieras una sección en mi blog. Sólo un apunte, no sabes lo en serio que se toman en las Universidades americanas toda esa mierda del Código de Honor y la Ética del estudiante.
Viva el Mardi Grass!!!!!
¿Cuándo dejó usted Blind Guardian?
Hombre Rodion, gracias por el homenaje aunque en realidad estoy algo más escuálido que ese tipo de la foto.
Ya he vuelto de mi viaje a Nueva York. Seguí tus sabios consejos y fui al Hooters. Acojonante experiencia.
Pásate por mi fotolog (clica sobre mi nombre)y verás la sección que he inagurado sobre fotos del viaje.
La VideoArena ha muerto pero en breve tendrás noticias nuestras (algo se está cociendo)
Saludos!
Mucho Código y mucha Ética, pero se dejaron el cerebro en otro lado.
Anónimo: ¿Blind Guardian?, sé quien son, sus movidas con El Señor de los Anillos, y habré escuchado alguna canción suya, pero vamos, que creo que jamás he tenido un mp3 de una canción suya y menos un CD. Posiblemente sea usted un amigo de Enrique y me haya tomado por él. De todos modos creo que a Enrique tampoco le va mucho Blind Guardian, con lo que no caga es con Dream Theatre.
Ocoloco: Eso mismo me digo yo a mi mismo, además a veces se aferran tanto a códigos que no saben que éstos son una herramienta antes que un fin, y que es más importante el criterio para interpretarlos.
MA: Una pena lo de la Videoarena, ya lo comenté por allí, estoy expectante ante sus nuevos proyectos. Me pasaré por el Fotolog para ver que ha liado en la ciudad de Frank Sinatra.
No nos engañas, fuiste con Kid Rock!
Novato, todo buen pajero y salido como yo sabe que lo mejor del Mardi es al medio día!
Felicitaciones al técnico de sonido, un Dolby en toda regla!
Rober deberias hacerte un blog!!!
Eso Rob, crea un blog, me haría ilusión, sería el segundo spin-off de "Uno que se aburre" tras el blog de Frogmen.
ecaudemos firmas para que rober funde un blog propio:
Aqui dejo la mia ▓ Darksherhon ░▒▓ ®
«(.)(.)»
(Y)
(,,)(,,)
Yo Frogmen, voto a favor de que Rober se haga un blog!
Tío, que te sobra el tiempo!
Va a ser tocar un poco los cojones, pero... que coño: te imaginaba más jóven xD
Los venezolanos cantan las canciones de la afición del Cádiz? Joder, el "alcohol alcohol" ya es universal
Menuda mierda de detenciones.
Le EXIJO que vuelva, le rompa el tanga a la mujer de generosas caderas y se lo diga a la policía antes de que le rajen
MecagüenlosmuertosdelSabina!!
-Los españoles llevaban 3 meses en Austin, Texas.. vórtice de los sucesos más relevantes de esta era, pues todo viene o acaba allí.
-los tíos de alcohol alcohol eran de Uruguay
-No omitas la hostia que se llevó un borracho por ayudar a una chica con apuros para bajar del escenario.. un gorila le lanzó literalmente por la puerta de atrás y sólo vimos sus pies por lo alto de donde su cabeza ya debía llevar varios botes en el suelo.
-No me acordaba de lo de las tías enseñando mamellas al final del concierto.. Dios bendiga América..
-jojo así que me la metiste doblá para entrar al striptease para mear.. y me lo pasé como un enano cochino viendo como se frotaban a los viejunos!
-Todavía me duelen los dedos de pensar en coger los putos beads desde los balcones
-Fue un viaje estupendo, que sucedió de milagro y planeado a última hora y mal!
Hasta pronto borrasho!
AMEN
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